Monday, June 13, 2011

Una bebida extraordinaria en base a sábila o áloe


SEQUOYAH / 78 / LIBROS / / Premio en UCI, Irvine

Por Julio Requena
En Israel, donde el Padre Romano Zago viviera antes de mudarse a Israel, realizó cierto descubrimiento. El Aloe vera, o sábila, muy abundante en la región, es la materia prima en la que concentra su atención en los momentos de ocio. «Ya conocía la planta», declarará después el religioso. «En Brasil, mi madre nos la daba siempre como lenitivo, cuando de niños nos heríamos mientras jugábamos o para tantos otros pequeños percances relacionados con daños físicos. Pero entonces no creía que una planta tan menuda y difundida pudiese tener un poder curativo tan grande».

Mezclando el jugo que se obtiene al batir las hojas de la planta con simple miel de abejas y aguardiente, se consigue un compuesto con unas propiedades curativas extraordinarias. Sus primeros pacientes, a quienes el Padre Romano da algunas dosis de la solución, son sus conciudadanos cristianos, hebreos, y musulmanes, indistintamente.

La investigación del Padre Romano Zago se publica en la conocida revista Tierra Santa y en otras importantes publicaciones especializadas. Así comienza la notoriedad para el monje franciscano y su elixir de larga vida. A su regreso a Brasil en 1995, el Padre divulga ulteriormente su fórmula, y empieza a dedicarse de forma contnua a sus experimentaciones y al cuidado de los enfermos más graves y desesperados. Convencido por las numerosas curaciones asombrosas, recoge su experiencia en el libro O cáncer tem cura (Di cancro si può guarire / Es posible sanar del cáncer), edición italiana: Adle ediziones, Padua).

El Padre Romano expone con sencillez y claridad la práctica de la cura de la enfermedad del siglo a través de su bebida extraída del aloe. —Si algunos se han curado valiéndose de este método simple y económico, ¿por qué no darles la misma oportunidad a más personas? Este es mi único objetivo—, explica en su libro.

En el volumen, entre otros capítulos dedicados a explicar la fuerza del preparado, respondiendo también con precisión a algunas de las preguntas más comunes que pueden surgir frente a las posibilidades revolucionarias del producto, destaca el capítulo Internacionalización de la fórmula. En él se explica que la bebida a base de Aloe ha recibido poco a poco gran acogida en muchos países, adquiriendo dignidad de tratamiento completo contra graves enfermedades, y se recogen numerosísimos testimonios de personas completamente curadas gracias a la ingestión de este líquido.

En 1998, el Padre Romano Zago autorizó a una industria brasileña a producir en su nombre el compuesto a base de Aloe. Y fue entonces cuando comenzó la historia del Aloe vera del Padre Romano Zago, bebida elaborada conforme a la fórmula original, y comercializada en muchos países. En él mismo año se creó la Fundación Fray Romano Zago, que además de ocuparse en tareas humanitarias de ayuda a personas con dificultades y de solidaridad en general, realiza una intensa actividad de difusión e investigación de las ventajas y de las propiedades curativas de los productos naturales, entre lo que el Aloe ocupa, obviamente, un lugar de primer plano.

Cómo descubre la fórmula: —Honestamente no pretendo ser considerado como el creador o el inventor del método, ni mucho menos presentarme como el pionero, o sea, como el primero que ha aplicado esta fórmula con éxito. Eso no se correspondería con la realidad. Otros, mucho antes que yo, deberían atribuirse legítimamente ese derecho”. (“Di cancro si può guarire” - “Es posible sanar del cáncer” ediciones Adle, Padua, pag. 5).
Con estas palabras, el Padre Romano Zago quiere resaltar el hecho de haber sido el principal difusor, aunque no el inventor de la fórmula. En realidad, él la ha recogido de la sabiduría popular, de la gente de las chabolas con quien él trabajaba y de las enseñanzas de otros padres franciscanos, como el padre Arno Reckzigel, que fue Padre provincial durante su estancia en Rio Grande do Sul.

El mérito del Padre Romano Zago, este humilde pero incansable fraile franciscano, es el de haber perseguido, con gran determinación y constancia, la divulgación de la solución a base de aloe, que él perfeccionó, primero a través de la suministración directa a la infinidad de personas que acudían a él en busca de obtener al menos una esperanza de curación en el momento difícil de la enfermedad del siglo, para ellas mismas o para sus familiares; y posteriormente con diversas publicaciones que han dado notoriedad a la fórmula del Aloe vera del Padre Romano Zago incluso en Occidente, entre las cuales O cáncer tem cura, el libro editado en Italia por Ediciones Adle de Padua con el título Di cancro si può.

La justificación de los ingredientes: El éxito especial de la fórmula se debe a sus tres ingredientes: principalmente, el aloe, además de la miel y el aguardiente. ¿Por qué se han elegido la miel y el aguardiente (o coñac, o brandy) para acompañar las propiedades del aloe? —La explicación es simple— dirá el propio Padre Romano. Y efectivamente es así. La miel, siempre que se trate de miel de abeja, natural y no (demasiado) tratada, tiene la propiedad de transportar, de conducir, las sustancias curativas contenidas en el jugo del aloe hasta los receptores más remotos de nuestro organismo, consintiéndole ejercitar su acción benéfica.

Por su parte, el aguardiente efectúa una acción de vasodilatación, es decir, ensancha los vasos sanguíneos facilitando la depuración general del organismo. La sangre puede así purificarse, eliminando las sustancias patógenas. Por lo demás, el organismo humano no podría absorber íntegramente el líquido viscoso y rico de propiedades, la aloína - que mana de la planta de aloe cuando se le practica una incisión - sin disolverlo en un destilado.

Preparación y suministración - las reacciones de nuestro organismo: Esta es la fórmula definitiva del Aloe vera del Padre Romano Zago.

INGREDIENTES:
Medio kilo de miel de abeja (miel biológica de acacia) 40-50 ml (unas 6 cucharadas) de destilado (aguardiente, coñac, whisky, etc.) 350/400 gramos de hojas de Aloe vera /Aloe Arborescens. ¿CÓMO SE PREPARA?

La respuesta nos la da el propio Padre Zago: —Se eliminan las espinas de los bordes de las hojas y el polvo depositado en ellas, utilizando un trapo seco o una esponja. Después se cortan a trozos las hojas (sin quitar la corteza) y se meten en la batidora junto a la miel y al destilado elegido. Se bate bien y el preparado está listo para su consumo. No hay que filtrarlo, ni cocerlo, sino sólo conservarlo con cuidado en el frigorífico dentro de un envase oscuro, bien cerrado.

Las dosis que aconseja el Padre prevén la ingestión de una cucharada sopera media hora antes de cada una de las tres comidas principales. Se debe agitar bien el producto antes del uso. Una vez terminado el primer frasco, se recomienda someterse a una visita médica para comprobar el estado de la enfermedad. Según sea el parecer del facultativo, después de una pausa de varios días, se puede repetir el ciclo del tratamiento, hasta la eliminación del mal.

Debe utilizarse una planta madura de aloe, es decir de al menos cuatro años, y es importante que la miel sea también de óptima cualidad y sobre todo natural, precisamente a causa de su carácter de 'portadora' de las sustancias benéficas contenidas en el aloe.

Por lo que se refiere a las reacciones que la suministración del aloe puede causar, el Padre Romano Zago advierte que no deben asustarnos. En efecto, suponen la expulsión, la liberación completa de las sustancias impuras por parte de nuestro organismo, y sobre todo, cuando se producen, tienen una duración limitada, de uno a tres días como máximo.

Por tanto, la persona que toma la bebida a base de aloe puede experimentar erupciones cutáneas, o diarrea o en los casos más acentuados, conatos de vómito: pero, según el Padre Romano, ello indica que se va por el buen camino, y que los esfuerzos realizados comienzan a dar sus frutos. Todos pueden emplear este preparado, aunque se desaconseja su uso a las embarazadas, por su particular condición.

Franciscano Cura el Cáncer. Una sencilla receta basándose en sábila (aloe), preparada por un SACERDOTE FRANCISCANO, que no se opone a revelarla, causa revuelo en las montañas de Judea. —No es un milagro, tú puedes curar el cáncer y otras enfermedades’. Es emedio Natural contra el cáncer que lo llaman, en Belén (Brasil), Fray Romano es de origen brasileño. Actual maestro del seminario de Belén. Su fama a través de toda Judea, se va extendiendo y como él expresa: —Yo curo el cáncer y cualquier persona puede hacerlo, sin hacer milagros, simplemente aplicando los productos que produce la madre naturaleza. Antes de darles la receta, quiero decirles mi experiencia personal sobre la Bendita Receta... Tengo conocimiento de varias personas que se han curado, después de beber el brebaje, a las cuales les daban menos de un mes de vida, por el padecimiento de diferentes tipos de cánceres terminales. Luego del conocimiento de las virtudes de este medicamento totalmente natural, me he propuesto hacerlo circular, por esta vía, para que cualquier persona que tenga un amigo, pariente relacionado con esta terrible enfermedad prepare la receta y se lo de a tomar. Ya verán el resultado a la semana de estar tomándolo, se los aseguro, es algo que trabaja rápidamente.

La Receta es:
* 1/2 kilo o litro de miel pura de abejas.
* Dos (2) hojas grandes o tres (3) pequeñas de la planta llamada Sábila (en otros países se conoce como ALOE)
* Tres (3) cucharadas de coñac, whisky, tequila o aguardiente (esto se usa como vaso dilatador).

Se le quita el polvo y las espinas a la hoja de Sábila (aloe), se cortan éstas en pequeños trozos, luego se introducen todos los elementos, antes citados, en una batidora eléctrica o licuadora. Se bate hasta que se vea que se forma una pasta viscosa.

Ya está lista para tomar. Se puede dejar fuera de la nevera o ponerse en el refrigerador, al gusto de cada cual. No debe quitarle la cáscara a la Sábila (aloe), ni colar el remedio.

Fray Romano dice que debe tomarse una cucharada grande, tres (3) veces por día, 15 minutos antes de cada comida. Esto debe hacerse por 10 días seguidos. Aconseja agitar el frasco antes de cada toma. El fraile advierte que si después de haber tomado la bebida salen abscesos en la piel, esto es buen síntoma. Continúa diciendo que si después de la primera toma no se han obtenidos los resultados deseados, repetir después de haberse hecho los exámenes pertinentes a ver si el tumor no ha cedido, beber 4 veces más, hasta la curación total.

Desde hace seis (6) años que el fraile está usando esta receta, gratuita, con óptimos resultados.Ha curado a varias decenas de personas en Belén y sus alrededores. El dice que no sólo cura el cáncer, sino que también lo previene.
Cura el cáncer de la piel, del cerebro, del pulmón, de la próstata, la leucemia, etc. También cuenta que últimamente ha curado a una religiosa italiana de 29 años, enferma de esclerosis. Cabe hacer mención que no sólo es para curar el cáncer, es un restaurador de células natural, y refuerza nuestro sistema inmunológico.

¿Este tratamiento cura toda clase de cáncer? Si.

¿Qué tipos de cáncer cura de hecho? Todos...

Se sabe que ha habido muchas curaciones de muchas clases de cáncer: Cáncer de piel, de garganta, del seno, del útero, de próstata, del cerebro, del hígado, del intestino, de leucemia, etc... Incluso en personas diabéticas.

Romano Zago nace el 11 de abril del 1932 en Brasil, en el actual municipio de Progreso. Con sólo once años entra en el seminario Seráfico "San Francisco" de Taquari donde termina sus estudios. Se hace novicio en el 1952. Estudia Filosofía en Daltro Filho y Teología en Divinípolis, en el Mato Grosso. Se ordena como sacerdote en la Orden de los Frailes Menores y muy pronto recibe el nombramiento como profesor en el seminario de Taquari donde había iniciado sus estudios. En el 1971 consigue también el título de licenciado en Letras y enseña Francés, Español, Portugués y Latín en diversos centros pertenecientes a su Orden. En 1991 es enviado a Israel, donde continúa su labor de enseñanza a los jóvenes. Actualmente vive y trabaja en Brasil, a donde regresó al término de su misión en Tierra Santa.

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